Madroñera, interiores
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El viejo amor
A nuestro amor, ya viejo,
no le quedan entradas secretas
pero ¿las tuvo acaso?
Cuando escribíamos nuestros nombres
sobre cualquier lugar no pensábamos
en puertas ni ventanas ni vallas,
vivíamos a la intemperie cálida.
Ahora contemplamos nuestro amor
como una gran obra acabada
llena de estancias en orden
con muros gruesos y lustrosos
prometiéndonos seguridad.
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Casa desolada, sin suelo, solar
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Madurez
¿Quién de veras quiere ser maduro
como el fruto que cae, se pudre o se lo comen,
medio del árbol para sus fines?
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Lo nuevo mira por encima del hombro a lo antiguo
como si de verdad estuviera inaugurando una nueva época
como si la continuidad no existiera
como si las puertas del pasado, cerradas a cal y canto, no pudieran abrirse
como si lo que encierran no tuviera interés
como si este mundo no fuera también aquel
y no fuera ya medianoche
y la luna no estuviera riéndose del espectáculo del hombre posmoderno
El gato
como si de verdad estuviera inaugurando una nueva época
como si la continuidad no existiera
como si las puertas del pasado, cerradas a cal y canto, no pudieran abrirse
como si lo que encierran no tuviera interés
como si este mundo no fuera también aquel
y no fuera ya medianoche
y la luna no estuviera riéndose del espectáculo del hombre posmoderno
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En mitad de la tarde apacible
surge el gato y parece
que las sombras lo guardaban y lo dejaron escapar.
Ahora que por fin se muestra
las líneas de sombra se vuelven las rayas del tigre
se derriten a su paso los muros
todo más incierto y hasta las ramas
del árbol más benigno se tornan
afiladísimas garras en lucha
ambicionando desgarrar las nubes.
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Fantasmas
En cada bifurcación hay que levantar
una casa de dudas y sombra
para guarecernos en su precariedad
y dejar los caminos bien iluminados
En cada bifurcación hay que levantar
una casa de dudas y sombra
para guarecernos en su precariedad
y dejar los caminos bien iluminados
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