Los tiempos avanzan una barbaridad
Abrí el
periódico por la primera página y me topé con la fotografía enorme de una niña
tumbada boca arriba en su cama, la habitación a oscuras, y sosteniendo con las
manos una tablet que le iluminaba la
cara. Apple, decía el pie de foto.
La abuela de
esta niña se arrodillaba todas las noches a los pies de su cama y rezaba
fervorosamente. La niña, en una posición más cómoda, toma a Dios entre sus
manos para que la hable directamente.